Sólo para uchinānchus
Aunque hayas nacido en Argentina, Bolivia,
Brasil, Paraguay, Perú o Kazajistán, sabrás que eres uchinānchu si...
1.- Eres cejón y velludo.
2.- De chico, tu obā y tu ojī te decían
que no te juntaras con dojin (o gaijin).
3.- Los naichā ponen cara de poto cuando tienen que escribir tu nombre.
4.- La primera vez que fuiste a Okinawa,
todo el mundo te parecía conocido.
5.- El
tōfu y el kamaboko de naichi te parecen una “eme”.
6.- Alguna vez te dijeron gachimayā.
7.- Mueres por el sōki soba, el gōyā chanpurū
y los sātāandāgī.
8.- Cuando escuchas la canción “Tōshin dōi”, aunque nunca lo hayas hecho
antes, los pies y las manos te pican por bailar kachāshī y te dan ganas de silbar metiéndote los dedos a la boca.
9.- Te dijeron “chino”, “japonés”,
“coreano”, “vietnamita” y hasta “filipino” (como a mí), pero nunca
“okinawense”.
10.- Y si, aparte de todo lo anterior,
encima te apellidas Higa (con perdón de los Kinjō, Kanashiro, Kaneshiro,
Kanagusuku, Kanegusuku, Kanagushiku o Kanegushiku), entonces puedes estar completamente
seguro de que eres un uchinānchu de
pies a cabeza.
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